Las ganancias de la banca no estabilizan la economía, la desestabilizan
Arturo Huerta González
septiembre 10, 2024
El presidente de la República en la mañanera del viernes 6 de septiembre de 2024, reiteró por enésima vez, que “los banqueros obtuvieron utilidades récord, que sólo el año pasado ascendieron a 272 mil millones de pesos”, dijo que el “haber mantenido las reglas del sistema bancario –benéficas para los empresarios del ramo– fue un precio que hay que pagar para sustentar los equilibrios y la estabilidad en la economía del país”. Al respecto hay que señalar que las ganancias que el sistema bancario ha obtenido en el presente gobierno se explican por las altas tasas de interés establecidas encaminadas a atraer capitales y evitar su salida para estabilizar el tipo de cambio. Quien se beneficia de la estabilidad de la moneda es el capital financiero que es el que la posee y controla. Por el contrario, la alta tasa de interés incrementa el costo de la deuda del sector público y privado, lo que implica transferencia de recursos a favor de la banca, a costa de la descapitalización de los deudores, de aumentar los desequilibrios de los balances financieros del sector público y privado y de reducirles su capacidad de gasto e inversión. Por consecuencia, la alta tasa de interés y las ganancias de la banca han ido acompañadas de déficit financiero del sector público y privado, de mayor deuda de éstos, como de menor crecimiento económico. Por su parte, la paridad cambiaria, que por más de cinco años estuvo apreciada (peso fuerte y dólar barato), se tradujo en gran dinamismo de importaciones las cuales han desplazado a la producción nacional, frenen el crecimiento económico, mantienen bajos salarios y aumenten el déficit de comercio exterior, haciendo que la economía dependa más de la entrada de capitales para su financiamiento. Ello hace que se mantenga la alta tasa de interés, la austeridad fiscal para crear condiciones para que el capital siga fluyendo a la economía y no se tenga política económica para el crecimiento, pues éste requiere baja tasa de interés e incremento del gasto público, que no acontece.
La tasa de interés que favorece al sector bancario está por arriba del crecimiento del ingreso de las empresas e individuos, lo que está aumentando los problemas de incapacidad de pago de la deuda de los créditos al consumo y de las tarjetas de crédito, que tiende a comprometer la estabilidad del sector bancario.
La existencia de déficit fiscal derivado de la alta tasa de interés, aunado a los problemas financieros y de deuda del sector privado, como el déficit de comercio exterior, el menor crecimiento de la economía y su dependencia creciente de entrada de capitales, evidencian que el país no cuenta con estabilidad económica alguna y quien ha ganado con todo ello ha sido el sector bancario.
Señaló el presidente que “bajo su mandato, tanto a banqueros como a empresarios les fue muy bien, como nunca en la historia…(y que) desde luego, si le va bien a la mayoría del pueblo” y dijo que “en su mandato se redujo la pobreza y la desigualdad. Lo que no sucedía en décadas”. El hecho de que a los banqueros y a los grandes empresarios les fue bien, está claro, pues para ellos gobernó y las empresas han lucrado a través de la inflación que la han aprovechado incrementando precios por arriba de lo que lo han hecho sus costos, y el gobierno no ha sancionado ello, y de ahí el por qué la inflación continúa, aunado a que no se ha encarado los rezagos productivos que la economía enfrenta que originan escasez de productos. En el presente sexenio se ha depauperado la estructura salarial. Hemos dicho que ha disminuido el número de trabajadores que ganan más de dos salarios mínimos, por lo que ha aumentado el número de los que ganan bajos salarios y la desigualdad de ingreso entre trabajadores. 70% de la población ocupada gana entre uno y dos salarios mínimos.
El presidente insiste que “el modelo económico aplicado en su gobierno apuesta por apoyar a los de abajo para fortalecer el mercado interno y generar consumo. Esto ayuda al comercio, a la industria y llega hasta arriba”, pero ello no aconteció. La política social ha favorecido al sector que los recibe, pero no ha habido crecimiento del mercado interno, ni del comercio, ni de la industria, ni de la economía, la cual muestra un mediocre crecimiento en este sexenio de 0.84% promedio anual y el crecimiento del PIB per cápita de 0%. El PIB per cápita a fines de 2024 será igual al PIB per cápita de 2018, evidenciando que no mejoró el ingreso promedio de los mexicanos. Para que crezca el mercado interno y la economía, se requiere redistribuir el ingreso e incrementar el empleo bien remunerado y el salario de todos los mexicanos (y no solo el salario mínimo) y ello no aconteció en el sexenio.
Y por último, el presidente dijo que “si bien uno de los tres motores de la economía ha sido la inversión del sector privado nacional, también influyen las extranjeras” y que en el año pasado “se dio un récord también en este rubro con un ingreso por 35 mil millones de dólares, y para el primer semestre de 2024 la inversión extranjera registró 30 mil millones de dólares”, sin embargo, hay que señalar que no hubo incremento de la inversión privada, por no haber crecimiento de demanda y por más entrada de inversión extranjera, esta ha sido para exportar, y las exportaciones no están creciendo, y menos ante la desaceleración de la economía mundial. Quien gana son ellas mismas, no el país y ello ha llevado a que el país no nos pertenezca, por lo que no hay que festejar esa entrada de capitales. El estancamiento de la economía nacional evidencia que no tenemos motor alguno de crecimiento. Hasta Banxico ha bajado los pronósticos de crecimiento para 2024 y 2025. El único que puede ser motor de crecimiento ante el no crecimiento de la inversión privada y de consumo, como de las exportaciones, es el incremento del gasto púbico, para lo cual se debe cambiar de paradigma y dejar la austeridad fiscal.